Implementan el boleto céntrico, el de una hora e incluso el de dos horas.
Me levanto y aplaudo la decisión.
Los médicos me dicen que no debería incorporarme tan pronto ya que la columna no ha terminado de soldarse, y que si sigo haciendo palmas se me caerán las manos, que aún penden de un hilo por las horrendas quemaduras de tercer grado.
No me importa, quiero otorgar mi reconocimiento a las cosas que están bien hechas.
Me parece elogiable que el servicio de transporte contemple las necesidades de los menos agraciados. Mini grúas para el ascenso de los discapacitados, lugares preferenciales para embarazadas y sus cónyuges golpeadores, e inclusive asientos enfrentados, para que los gerontes aburridos puedan intercambiar historias de operaciones propias y falsas carreras universitarias de nietos o sobrinos.
Pero como todo blanco (que se precie de tal) tiene su negro (que lo ayude con las tareas cotidianas), tengo algo para reclamar.
Te di tiempo, Salgado. Aguanté muchos años callado. Incluso soporté los cartelitos de “Prohibido Salivar”. Esos que cada vez que veía, llevaban a mi imaginación a ilustrar desagradables imágenes de viejos con complejo de guanaco, desparramando flemas por todo el piso del colectivo. Nunca vomité, contuve la regurgitada para no mancharte el tapizado de los interdepartamentales, y algunas veces, incluso volví a tragar.
Y es porque no me quiero ir por las ramas, señor presidente de CUTCSA, que lo miro a los ojos (tengo una foto suya impresa en la mejor calidad que mi Canon ofrece) y le pregunto: ¿Cuándo? ¿ Cuándo vas a poner ese asiento? ¿Cuándo te vas a dignar a colocar esa alfombra roja y esa mullidita butaca?
Isabel, Madonna, Mirtha. Todas las reinas tienen sus alfombras rojas y sus correspondientes tronos. ¿Por qué entonces las majestades del transporte colectivo no tienen los cortejos y sagrarios que merecen?
La tarea del conductor de un autobús no es nada sencilla. El estrés de saberse responsable de la vida de 37 pasajeros de pie y 42 pasajeros sentados, es muy difícil de soportar. Por eso están ellas. Por eso apareció esa élite, ese grupo de heroínas dispuestas a dar todo de sí (en primera instancia, su dignidad) para que los paladines del transporte (vulgarmente llamados choferes) puedan llevar a cabo su misión, sin inconvenientes.
No es raro subirse a un 468 y encontrar al lado del chofer, una señorita de ligeros ropajes, cargado maquillaje y cuestionable moral (Dije 468, como podría haber dicho 104, 60, 320 o cualquier otro número que simbolice una línea de colectivo)
Y es por ellas que hoy reclamo.
¡Pido por la salud de los gatos del ómnibus! ¡Exijo un asiento atrás del hombro derecho del conductor, para que el putón de autobús pueda poner en reposo su trasero (ya tendrá tiempo de ponerlo en marcha)! Estas golfas merecen más atención de la sociedad. Las turras gomeras conformistas deben cuidar sus piernas ¿Qué chofer las va a querer si le revientan las várices por estar todo el día paradas? Cualquiera, es cierto. Pero no importa. No es ese el punto.
Está todo bien con los desaparecidos y los repatriados que quieren votar, pero yo me pregunto: ¿No es hora de plebiscitar la inclusión de asientos para gatos en todos los ómnibus?
Voten tranquilos. Tabaré, ya no está de humor para vetar.
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Pese a mi obsesión por los ómnibus, debo admitir que nunca noté la presencia de estas señoritas. Mi amiga acota que sí. Así que no sé.
ResponderEliminarSerá una carrera terciaria? Tal vez debería dedicarme a eso...
...
Creo que pasé a hacer acto de presencia no más.
En fin,
saludetes varios, Señor.
Ado.
Yo tampoco las vi!!
ResponderEliminarY eso q me tomo 4 o mas omnibus por dia...
uy ahora q lo pienso no sere un de ellas y no me di cuenta...
Leyéndolo estimado confirmo lo temido...
ResponderEliminarSoy uno de esos que en algún momento deseo ser un chofer de ómnibus con gato y cuarta onza de oro en forma de anillo 18 kits , camisa desprendida tres botones desde la nuez para poder llevar mi brazo izquierdo mostrando mi pulsera colgada con doble seguro de mi mano semimuerta y masticando chicle al ritmo de plena .
Que bueno que los años pasen…
Un Abrazo
Carajo! que cierto es todo esto!.. qué tiene de exitante el chofer?.. o el guarda?..
ResponderEliminarguachas guarras!.. que desagradable!..prefiero toda la vida los inter! en esos.,. esto no pasa.
Raül.
apoyo la iniciativa. no nos quedemos de brazos cruzados, juntemos firmas.
ResponderEliminarEn mis pagos están de moda las botineras y las raqueteras. Eso es nivel!
ResponderEliminarPerdón señores colectiveros.
besos
El chango de ómnibus disfruta de apoyar el culo contra el fierro de atrás del chofer.
ResponderEliminarNo quieren un asiento para el viaje, van a gusto así.
de ahi salio el baile del caño ???
ResponderEliminarSalute
leo
Bueno bueno... qué está pasando acá?
ResponderEliminarUna tiene amistá con el señor condutor, y lo saluda, cuál es?
Y voy ligera de ropas porque hace calor ahí adelante, no entiendo el problema, botonazo.
No hay la necesidá de andarme tildando de gato putañero y chango barato.
(Que por cierto, me cotizo bien, y no acepto tarjeta D).
Chica pastiche
ResponderEliminartendras cambio en monedas de 2 y de 5 seguro ...
Azafatas se les llama en la jerga omnibusera...
ResponderEliminarPara mi que deberían de quejarse al gremio gatuno (también conocido como GG), porque hay tantos de estos animalitos por todos lados, que yo que sé, a mi me dan lástima pobre bichos...
ResponderEliminarGracias loco por este homenaje a nuestras chicas , y por lo de "La tarea del conductor de un autobús no es nada sencilla. El estrés de hacerse responsable de la vida de 37 pasajeros de pie y 42 pasajeros sentados, es muy difícil de soportar." Yo manejo y cobro boletos , y te dirè que es bastante estresante si , pero lo peor de todo es tener que bancar cosas de la gente que tienen todos los dias, que dan como para escribir un libro , o un blog.
ResponderEliminarLos gatos es la unica satisfacciòn que nos da este laburo , garchar en horas de trabajo es divino.
saludos!
Estar paradas no les hace. Una prueba de ello es que Don Gato dormía en un tacho de basura, y, seguramente, parado. Echado no entraba.
ResponderEliminarExcelente. Por fin me río y no es fácil. Es martes 12 y estoy trabajando.
ResponderEliminarVo, y a todo esto, ¿qué dice la Sociedad Protectora de Animales, eh?
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