A veces me pregunto si uno nace hijo de puta o si nuestras progenitoras van aumentando sus dosis de seudo promiscuidad, amén nosotros nos convertimos en seres jodidos, viles, malvados y sin corazón.
Yo no sé que tanto le gustaba la pija a mamá antes de parirme, pero estoy seguro que si hoy ve un frasco de Rexona en la góndola, se tapa los ojos y corre a toda velocidad para no tentarse y terminar expulsada del supermercado por cometer atentado violento al pudor o, pensándolo bien, dada su larga trayectoria en esta carrera a la que llamamos vida, “atentado violento al asco y la vergüenza ajena”.
Menos mal que es un ser humano y no un Paraíso, porque contar los anillos de su organismo para determinar su edad, le llevaría a cualquier cristiano dos o tres reencarnaciones.
De un tiempo a esta parte esa vocecita que todos tenemos dentro (no la que dice “mátalos a todos”, la otra), se ha empezado a apoderar de mí y me obliga - me convence sin realizar mucho esfuerzo, mejor dicho – a herir los sentimientos ajenos como si ellos fueran un oso polar y yo, un rejuvenecido y sensual John Locke.
Lo disfruto, lo gozo.
Hoy entiendo (aunque no justifico) a los asesinos seriales. Yo soy un criminal, un homicida; un matador de orgullos, autoestimas y emociones.
El mediocre, para sentirse bien no intenta superarse. Su satisfacción no radica en desarrollar sus capacidades y vencer sus frustraciones, sino en compararse con alguien inferior.
Crecer no es una opción, mejor contrastémonos con alguien de menor calibre (en el área que se esté intentando medir) y experimentemos el éxito en carne propia (o en carne viva si estamos jugando a quién aguanta más rato en el fuego sin quejarse).
El mediocre buena gente (por llamarle de alguna forma), se esfuerza, investiga, busca hasta encontrar ese par con cualidades inferiores; se coloca junto a él y al compararse se siente bien, superior, se cree mejor y eso le gusta.
El mediocre cómodo pero noble, prefiere no moverse. Busca en sus alrededores ese espécimen con el que contrastarse, y si lo encuentra experimenta el mismo sentimiento que los de la categoría anterior. Pero si en su círculo no cuenta con alguien de menor valor, se resigna a ser un mediocre fracasado y esto no le genera mayores resquemores. Acepta y sigue adelante.
Pero hay otra categoría de la mediocridad humana, en la que temo estar ingresando. Son los vulgarmente llamados hijos de puta, quienes en la clasificación sociológica están ubicados generalmente bajo el tecnicismo: conchudos, cara de verga, sin corazón ni interés por nadie más que ellos mismo… sí ustedes, egoístas, putos de mierda. (Del latín: Humbertum dei Vargausim)
- ¡Vergüenza debería darte! – diría mi madre si se enterara que soy uno de los miembros más destacados de ésta élite, a lo que yo respondería “Me da, eh. Mira que me da, vieja. Pero qué le vamo’ a hacer”
Soy un hijo de puta.
Como buen mediocre, no me animo a crecer; ni a cambiar o alterar alguna de mis características, por el riesgo al fracaso y la decepción que esto trae consigo. Mejor entonces recurrir al recurso de la comparación, como hablábamos anteriormente.
- Ta, gonza. Pero entonces si te comparas con aquellos que son inferiores para sentirte bien, ¿por qué te autodefinís “hijo de puta” y no “mediocre buena gente” o “mediocre cómodo pero noble”? – dirá la tercera voz que todos tenemos dentro; ésa que exterioriza las preguntas justas en el momento justo, para que vos puedas explayarte en tu razonamiento.
Te explico, bobita (ella hace lindas preguntas pero es medio cortita de entendederas, y no le pidas perspicacia porque corre al Larousse Ilustrado a buscar la definición).
Los hijos de puta, como yo, somos cómodos (sí, tonta, como los “cómodos nobles” pero diferentes. Termina de leer y después preguntas), pero no nos resignamos al fracaso, optamos por tomar el camino más fácil y doloroso (fácil para uno, doloroso para la víctima).
No vamos a salir a buscar un ser humano inferior para compararnos con él y saborear la victoria. Mejor tomamos al amigo/familiar/vecino más cercano y destruimos su orgullo, su confianza y su autoestima, al punto de hacerlo sentir la basura más inútil y putrefacta del mundo. De este modo, al tener un contrincante tan vulnerable e inseguro, podremos poner en tela de juicio cualquiera de sus afirmaciones. Con una cara seria y un gesto de confianza, haremos que el fulano vacile ante cualquier respuesta, haciéndonos con la verdad, sea en el terreno que sea.
- ¿Cómo era tu nombre?
- Marcos
- No, vos sos Julieta.
- ¿Seguro? Pero yo creí que era Mar…
- ¡Julieta!
- Ta, sí. Es verdad
Fácil. Cuando el rival está desmoronado, somos nosotros, los “hijos de puta”, los que tenemos el control. Podemos por ejemplo, convencer a un ingeniero vial de sincronizar los semáforos para que las luces cambien simultánea e idénticamente. “Es así, ingeniero. Hágame caso. ¿No le parece mucho más lindo que estén todas las luces rojas juntas y de repente, todas en verde? Sería precioso”.
Incursionar en el terreno de la manipulación no es moco de pavo, ni baba de bobo, ni leche de precoz. Pero una vez desarrollada esta técnica puedes hacer añicos los sentimientos de cualquier persona que tengas cerca.
Opa, mensaje.
“Tienes 5 solicitudes de amistad en facebook”
Bueno, disculpen. Tengo media decena de víctimas para despachar.
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Deberías clasificarte: "Mediocre hijo de puta, con buen léxico"
ResponderEliminarSaludos.
Ah bue! Todo un especimen, eh!
ResponderEliminarCuando pienso en tu apellido no sé qué me viene primero a la mente, si un baño o el asco. Aunque después de leer este Llamale, me surge otra duda que a priori cualquiera diría que no tiene nada que ver con lo anterior: con qué te estás encajando, vieja?
ResponderEliminarJuana: no, no. mejor no
ResponderEliminarNena: de los mejorcitos de la especie
Nº1: chistes con mi apellido me hicieron hasta tercero de escuela. Suerte con los decimales
Hay que ser muy hijo de puta para haberme convencido de leer esto.
ResponderEliminarADENOZ: empirismo que le llaman
ResponderEliminarMe acepto como parte del clan??
ResponderEliminarExisten grupos de autoayuda para gente como esa?, yo puedo ir??
No mejor no.
En realidad me gusta así.
O no.. No importa, es lo de menos, igual no hay nadie tan hijo de puta como humberto de vargus, no se si es hijo de puta, o simplemente un ser que genera un rechazo tal que llega a ser indescriptible, algo asi como ... mmm... no se explicarlo, porque hasta Hitler y el Chino Recobe tienen seguidores.
Para mi que es algo quimico de Humberto...
Alguna feromona, vaya uno a saber
Lo feo con ser hijo de puta es que cuando vas a contratar los servicios de una tu vieja se entera seguro... y ni te digo si la pedís por teléfono, capaz que hay incesto y todo, bueno, no me juzguen que había sido por adelantado!
ResponderEliminarYo escucho la que dice: "matalos a todos!"
ResponderEliminarAh, sí. Conviví con la hijaputez misma...
ResponderEliminarGran paso en reconocerlo... mientras se quiera cambiar.
Igual, usted lo lleva bien, no?
Me reí como nunca, qué triste.
Saludetes varios, Señor.
Ado.
El hijo de puta hace menos daño que el pelotudo.
ResponderEliminarHasta hoy pensaba que eras lo segundo :P
Lo estaba leyendo y estaba reconociendo en sus palabras algunas actitudes de personas conocidas, que por algo, me provocaban algo de cosquillitas.
ResponderEliminarIgual, coincido con Dalma.
El hijo de puta es una pelota de basquet. La tirás contra el piso, rebota y vuelve.
El pelotudo es una pelota de rugby: la tirás contra el piso y no sabés para dónde mierda va a rebotar!
ay gonza como me gusta tu forma de ser , me encantas tu figura tu decir, tu somnoliez, sos muy soez perspicaz me lleno de cascola por vos
ResponderEliminary encima hijo de puta que bien que bueno pasar por ese estado, lo pasamos juntos en septimo cielo???
yo....paco
Bichicome: Hasta el desodorante que se introdujo en el recto fue rechazado por su organismo (con la ayuda de los médicos de La Española, es cierto... pero que fue rechazado, fue rechazado)
ResponderEliminarChicosoquete: de chico me leían las boludeces de Edipo antes de dormir. Quedé tan traumado que nunca pude garcharme una puta. Que festín se haría Freud con mi cococha
Rubia: a veces, es preferible
Adolescente: no quiero cambiar. Y no te rías de mí! porque no sabes que tan hijo de puta puedo llegar a ser.. muajaja
Dalma: no estabas equivocada
Agustín: que hagas metáforas de la gente pensando como "estrellarla contra el suelo"... mmmm no es muy sanito
Paco: ¿pagas vos, no?
Conocí unos cuantos tipos con tus características, malditos!
ResponderEliminarSOL: entonces de salir a tomar una malta ni hablamos, no?
ResponderEliminaraaaaaaaaah bueh!
ResponderEliminarincreible lo q leo.
Que tengas buena vida.
Yo creo que el tener la capacidad de manipular a otros, en mi caso yo no la tengo, es un arma de doble filo...es decir, you can fool some people sometimes, but you can´t fool all the people all the time...
ResponderEliminary para mi estas a tiempo de manipular para cosas positivas, porque, mi amigo, me temo que en esta vida, todo vuelve...
vos podrás manipular pero algunos otros te hacen cosas sin que vos te des cuenta tampoco...no del orden de la manipulación , pero si otras cosas....guajojajaojajoa
(ojojojjujuijojo)
psss. los hijos de puta somos mucho menos peligrosos que los idiotas para el resto de los mortales, creeme.
ResponderEliminarEstoy pensando seriamente convertirme en toda una retrasada mental profesional.
=)
Que bien, me confirmaste que soy un reberendo hijo de mil putas.
ResponderEliminarEncima, inconciente, porque se lo hago a todo el mundo de forma natural.
Felicitaciones por el analisis.
me encantaria saber tu opinion de la vocecita que dice "matalos a todos" porque esa me cae muy bien.
ademas, tambien asumiste que son todos mediocres, totalmente deacuerdo xD