domingo, 31 de mayo de 2009

Pequeño hombre de bronce

Porque mamá me tuvo siempre a raya, y papá también.
Haciendo caso a la publicidad del Evatest, entrego este merecido reconocimiento con “un simple retraso”.
Por eso hoy, 5 días de después, homenajeo al pequeño individuo de bronce... también conocido como CANILLITA

Con la cara pintada, una boina bolchevique, los zapatos más destrozados que la psiques de un pastabasero de años y varias lágrimas en los ojos, me pongo a cantar:


Quiero escuchar
Al gran Sánchez Padilla
Cantando murga, junto a pablo millor

Quiero que Abdala, se ría de su jefe
Se burle de su nombre
Maria... por favor!!!


Quiero escuchar
Al guapo Larrañaga
Con su foniatra, gritar “revolución”

Quiero a Carballo
Su megalomanía. Que nombre otro programa
“Carballo, que valor!”


“Quiero escuchar!”
Gritó el sordo González
Y aunque tratamos, ninguno le entendió

Quiero escucharte
Le dijo Farro a Popo
Cuando tocó Romano, la bruta se durmió


Quiero apelar
Dije a su Señoría
“bruta” no “puta”, a ella se adjetivó

Quiero ponerla!
Confieso mientras canto, si existen voluntarias
Les doy mi movicom


Quiero cerrar
Pues me estoy aburriendo
Pinturreajeado, me siento un maricón

Quiero morirme
Por la gripe porcina, y así cumplir mi sueño
‘Tar en televisión




Aclaración al pié (I):
En mi cabeza tenía un ritmo loopeado de “el grito del canilla”. Una estrofita repetida ad eternum. Cuando terminé y me fijé en youtube me di cuenta que mis neuronas adaptaron la melodía como quisieron, y la transformaron en algo que muy lejos está de la original versión.
Hagan un esfuerzo por entender. Si no lo consiguen, avísenme y se los canto por teléfono.

Aclaración al pié (II):
Este tema hablaba de las condiciones infrahumanas de trabajo de los vendedores de periódicos, de los precios astronómicos de las publicaciones y las quejas no escuchadas por las autoridades. Era un tema de protesta. Me sentí un cantor del pueblo, un Olimareño. Esto iba a ser grande. Seguramente volvería Zona Urbana para hacer televisiva mi cantada denuncia. Todo el mundo estaba pendiente. Las radios a punto de dar play a este nuevo hitazo.
Minutos antes, llegamos un importante acuerdo con el amigo Eddie S. ¿Qué necesidad de joder? - me dije/o


Adiós mortales!
Me voy a disfrutar mi colección completa de Semanario.

jueves, 28 de mayo de 2009

Mitomanía suprimida. Verdades from now on.

La vida masculina no es una pila. De alcalina tiene poquito y nada. Un PH promedio de 4,5* es lo que mueve el mundo de éstos seres primitivos, poco pensantes, subyugados por la testosterona.
Y yo no soy una excepción. Porque puedo parecer una tecnicolor mariposita, moverme con gracia y sensual cadencia, pero no dejo de ser un individuo con un cromosoma X y otro Y en mi par 23.
Y me cansé. Me cansé de mostrar mis desgracias, abrir mi corazón (y más dolorosas heridas), creyendo que así las enamoraría, o al menos generaría mínima lubricación en ellas (en las hembras humanas, no en las heridas).

Por lo visto, el lugar de “pobrecito” no me queda nada bien, y en las féminas no despierta más que asquito, pena y nauseas.
Dejemos de lado entonces, esa falsa y pretenciosa modestia, y mostremos al mundo quién soy en realidad.

I’m too salty for this little and overstrung country.

Seamos sinceros. Se nota que estoy bañado en cloruro de sodio. Soy como un cono de papas noisette de Calprica (pero sin tanto aceite viejo, ni vendedoras –adjetivadas idénticamente, y- con olor a fritanga).
¿Para qué seguir mintiendo? ¿Con qué objeto?
Si lo único que conoces de mí, son mis capacidades amatorias **, puedo entender que hables pestes. Incluso, que sonrías con sorna y desdén. Pero al indagar más allá, encontrarás un individuo que lo único que tiene mediocre es la longitud de su órgano evacuante de urea y otros fluidos.
Intentemos seducir con la verdad.
Soy demasiado grande. Soy muy bueno.
Estoy tan, pero tan salado! Soy el charqui new age.
Ríndanme tributo! Y háganlo sin quejarse ni intentar evadirme. Que, bien o mal, yo no soy ningún Zaidensztat, eh!

Así que abandono el cómodo trono de la modestia. Decido ser sincero. Real. Perfecto.
Y todo esto, a partir de hoy.

Así que, ¡preparaos!













* Promedio del PH vaginal
** Capacidades diferentes si las hay. Estoy para la Teletón de los amantes.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Autonomía ocular

Uno pa’ aquí!
El otro pa’ allá!
Y moviendo, moviendo. Girando… Va!

Aquellos asiduos lectores, creerán que me puse a robar la plata escribiendo la secuela del post anterior. Que tuvo tantas y tan buenas repercusiones que inventé una segunda parte; y ahora me voy a laciar las crines y me voy a poner dos caravanas para ser el Hernán Caire de los blogs.
A todas aquellas que tienen fantasías sexuales con aquel que otrora fuera pareja de la afamada Nazarena Velez, debo decirles que no se ilusionen. Si bien tangible, no soy (tan) terraja, y el comienzo de este post no emula la guía de un coreógrafo de grupo de pop latino, sino que es una simple descripción de mis glóbulos oculares, cuando uno de ellos (peinándose la cresta y lustrando su cinto de tachas) se me pone punky.

No tengo control sobre mis parejas, ni sobre mis eyaculaciones. Y ahora, a estos hijos de puta no les alcanza con tener alto grado de astigmatismo, sino que se les ocurre dejar su condición simétrica y creerse únicos e irrepetibles. Miren, bobetas! Vuestra adolescencia ya pasó. Es hora de que se den cuenta que no van a cambiar el sistema (ocular) con esos tontos actos rebeldes.
Acá el que manda soy yo, y si se me ocurre ponerlos a mirar la película de Sex & The City por tercera vez esta semana, lo van a hacer sin chistar, lagrimear, ni meterse basuritas en ustedes mismos. Viven por y para mí! Sí, les tocó un jefe déspota. ¿Qué le van a hacer?

Esto es un ultimátum. O se ponen de acuerdo y me actúan coreográficamente, moviéndose al unísono y apuntando hacia el mismo sitio, o tomo un curso de lectura y escritura en Braille y prescindo de sus servicios a la brevedad.

Con el tenedor en una mano, y el tarro de alcohol en la otra (porque los voy a asesinar a ustedes, pero no voy a ser tan boludo como para infectarme yo), los saluda atentamente.

Hugo, (The) Boss.

sábado, 16 de mayo de 2009

(...) hoy tu sueño es real (...) abre tu mente (...)

Yo viví una época en la que saberse los pasitos de los temas de cumbia de moda, no estaba mal visto.
Y que venga cualquier bobeta de encuerados ropajes a decirme que jamás juntó sus puños a la altura del ombligo, a una distancia no mayor a 40 centímetros de éste, y dejando las recogidas y apiladas manos quietas, movió circularmente su pelvis mientras escuchaba (y disfrutaba) las excelentes estrofas de mayonesa.

Porque cuando sea famoso, algún insignificante coetáneo repartirá por los medios (con el único fin colgarse de mis tetas*, y así conseguir 10 o 12 minutos de fama) videos de mis hermosas cátedras bailanteras en boliches y cumpleaños de comienzos del siglo XXI.
¿Quién no uso gel alguna vez?
¿Quién no vistió orgulloso, localizados vaqueros y floreadas camisas abiertas hasta el cuarto botón?
¿Quién no pasó horas frente al televisor, en las tardes sabatinas, mirando el programa de Omar e intentando (a veces con la ayuda del REC, a veces no) aprenderse de memoria, todas y cada una de las virtuosas coreografías que los grupos de moda nos regalaban fin de semana tras fin de semana?


Para continuar leyendo y disfrutando de una experiencia poli sensorial, favor poner en su casetero “Striped bikini” del conjunto musical bailable “The Fury”.


Hey lady
Wherever you’re going
Don’t you ever forget wearing
Your striped bikini



Temas como éste, quedarán por siempre en el corazón y el tímpano de aquellos que supimos menear con frenesí todos y cada uno de nuestros músculos pélvicos, para demostrarle al mundo que la gracia al danzar no es patrimonio exclusivo del individuo de piel morena**.

Así que hoy, frente a esta tribuna de notables, quiero decir que estoy muy contento por participar en tu programa y espero que el jurado sepa apreciar las aptitudes para el baile, que tanto mi pareja como yo, hemos cultivado en estos años.



Con lágrimas en los ojos el conductor pidió un aplauso; que el público y los reidores no tardaron en efectivizar.
A continuación (con música de suspenso de fondo) realizó una cuenta regresiva de diez a cero, sustituyendo el último dígito por un estridente: “DUELO!









* Olvidé decir que para alcanzar la popularidad, me realizaré una operación de cambio de sexo.
** “Piel morena”, de Thalía, también es un himno. Pero por no tener coreografía clara y definida, nunca llegó a ser lo que un “Gelatina” o el mismísimo “Comadre Compadre”

viernes, 8 de mayo de 2009

(Dicen que) La dulzura puede cambiar el mundo

Si. Está bien. Lo dice el populacho, movido por el facilismo mental de un publicista chauvinista, con gran conocimiento del exacerbado nacionalismo de su público objetivo. Pero no por eso, deja de ser una mentira (o no) dicha mil veces (o más). Y es creencia aceptada por todo ese conjunto de adoradores de la torta frita, que “una mentira dicha mil veces se transforma en verdad”. Así que, en el caso de ser falaz la afirmación del título, la veracidad (aceptada) de la misma no estaría en tela de juicio. Porque podremos hacernos los reaccionarios, los loquitos diferentes que le huyen a los convencionalismos; pero cuando hay que llamar la atención de muchos, no tenemos problema en vender nuestro sabroso (o rico) patrimonio y ponerlo al servicio del grueso social. Al fin y al cabo, ¿quién soy yo para privar a la mayoría, de deleitarse con mis maravillosas prosas?
Con la camiseta celeste puesta, mate en mano y cd de Araca la Cana en el morral de lana, diremos* por qué se tituló así el texto que hace 870 caracteres vienes leyendo.

En algún momento hay que dejar la cáscara y mostrar la nuez (no estoy citando un tema nuevo de Arjona. El que compara esas cerdadas con sexo o menstruación es él, no yo), dejar esa armadura de hierro barato que tantos años llevas puesta y enseñar al mundo tu cuerpo lleno de escaras y hongos. En fin, tarde o temprano el chocolate del Ricardito se derrite y (quieras o no) se puede ver el merengue de corazón.

Él no fue la excepción. Juntó coraje, aseguró el terreno, creyó que era el momento propicio para encajar ese convenio oral universal y no quedar en jaque.
A frases cursis, tontas o avergonzantes, no hay mejor que recibir un “yo también” como respuesta. Era lo único que esperaba. Ni una sonrisa, ni un abrazo (sabía bien el asco que daban las costras de su pecho), mucho menos aún una desmedida demostración de alegría.
La tiene clara con el traductor de Google, así que pensó en la mejor forma para decirlo: Ich liebe Sie, Je t'aime, Ti amo, I love you bitch. Oh! You like it slut! Take it! Take it! (el pibe era muy de mirar pornetas yankees).
Cuando se percató de ser incapaz de pronunciar ninguna de estas frases, creyó que hacerlo en su idioma natal, aunque repetido, sería más cálido.

Ningún Montesco abrió su corazón a las 3 de la tarde, en el medio del campo, con los huevos todo transpirados. La conclusión llegó sola: la noche era el momento justo para confesarse.
Lo sintió. Sabía que era un tren que… que pasa varias veces, es verdad. Pero se conocía mucho y era conciente de lo histérico que lo pone esperar en el andén (le gustaba menos que a Humberto de Vargas y la gente de Fray Bentos).
Éste me lleva a capital – pensó.
Y sin dudarlo un instante (como un borracho conciente, que no quiere enchastrar el autobús; conteniendo el vómito hasta que el chofer se digne a depositarlo en la parada más cercana), lanzó la fatal frase:

- Te amo! – dijo con una voz que derretiría el escondite de superman en el Polo Norte

Estiró los brazos, aflojó los hombros y se preparó para recibir la agradable réplica.

- ¿Si? Ta. Bueno… Yo tengo un hambre que no doy más. ¿Vamos a comer?











*Soy tan pero tan uruguayo, que hablo en primera persona del plural, para referirme a mi mismo. Si. Como mi presidente.