viernes, 31 de julio de 2009

Od(ia) a Pablo Caballero



Trabajemos la esquizofrenia, el falcete y la métrica cuestionable. Es decir: seamos Rada, Richie Silver o Ruben Rá (el superhéroe que se tira pedos sin pará').

Y cantando el tema Alegre Caballero, descarguemos toda la ira contenida contra este hijo de un camión lleno de féminas que, por no tener dinero para alimentar a sus hijos, salen a la calle con diminutos ropajes a tener sexo con desconocidos a cambio de dinero sucio.



Preparen sus gargantas para cantar en la Amsterdam:

Oda a Pablo Caballero


Caballero
Quedate a defender, ¡negro pajero!
Recién vamos ganando tres a cero
Y sabes que Burián es el golero

Caballero
Tenes los labios como un extranjero
Parecen la sopapa de un plomero
Que no sos de Namibia, no te creo

Caballero
Si sos chueco no me importa, negro fiero
No subas más! No me hagas calentar!
O vas a trabajar al automac!

Caballero
Yo sé que no terminaste primero
Ni en pedo sos campeón de deletreo
En cinco sílabas “sos ne-gro re-o”

Sabes qué?

Caballero
No pases la mitad. No sos puntero!
Volves al cantegril cuando yo quiero
Obedeceme o te doy un boleo!

Caballero!
Ya no sueñes, yo no soy el gran Morfeo
No te hablo más, quietito te quedás
O le paso tu foto al Ku Klux Klan!


viernes, 24 de julio de 2009

"Un texto de mierda" - by John Literal

Era de esperar. La memoria no abandonó su estado de suspensión hasta que la fatalidad se hubo cometido.
¿La “fatalidad”? ¡A la mierda!
Perdón. Quise decir: “Ah, la mierda”.

La casa de aquella que satisface mis más oscuras fantasías sexuales (quién gusta autoproclamarse: “novia”) tiene dos baños.
En los últimos días, uno de ellos; solo dios (o el que haya tirado el envoltorio de Milka que el plomero encontrará en alguno de los caños) sabe por qué, ha generado problemas a la hora de evacuar los excrementos mediante la utilización de la (hasta ahora infalible) cisterna mochila.
Razón por la cual, recibir las cagadas se ha convertido en beneficio exclusivo del toilette (que a partir de este momento llamaremos) número 2.
Generalmente, frente a los padres de aquella que satisface mis más oscuras fantasías sexuales (cincuentones que gustan autodefinirse “suegros”), intento no mostrar mi condición de canario; colocando en los vocablos todas las eses correspondientes. Tampoco me gusta evidenciar mi gastroenterocolitis crónica, por lo que trato de no depositar mis heces en el baño que ellos utilizan (toilette nº 1).
Pero hoy, por culpa de unos intensos y malintencionados cólicos estomacales, olvidé todos los recaudos que había tomado esta última semana, y ni bien aquella que satisface mis más osc… (Llamémosla “aquella”).
Decía: …y ni bien aquella se fue a preparar café para dos, corrí al toilette Nº 1, me di cuenta que no tenía nada para leer (las etiquetas de los yampuses y cremas humectantes de su baño las había ojeado tantas veces, que ya me las sabía de memoria. Es más, compuse una canción con los ingredientes, pero no la escribo porque todavía no la registré en Agadu. Ya me pasó con “La hermana de la coneja”. Otra vez no voy a regalar un hit), volví corriendo al cuarto, tomé un libro de Nacho*, troté (esta vez con la velocidad de un Usaín Bolt blanco y con sobredosis de Activia) nuevamente hacia el baño y me senté tranquilo, aliviado, sabiéndome la envidia de aquellos con ano contra natura.

La tarde estaba lluviosa, la estufa encendida y el cuento que leía, deliciosamente bueno. No puedo ligar tanto - me dije. Mire hacia un costado esperando la fatal noticia; pero no.
Había un rollo de papel higiénico enterito, sin empezar; que me miraba como diciendo: “vos tranquilo. Dale con fe, que yo estoy para socorrerte”.


Decir que me eché “EL bostazo de mi vida”, sería exagerar. Pero lo estoy escribiendo, así que pensémoslo como una hipérbole casi real.
No sé si fue el mejor, no estoy tan afectadito como para hacer un ranking de excreciones, pero digamos sin temor a equivocarnos que: entra en el podio, se cuelga la medalla, tira champán al público y se saca fotos con los changos de encuerados mamelucos.

Mi esfínter no había terminado de contraerse por última vez (la clásica contracción final para eliminar los vestigios de caca) cuando mi mente se puso nuevamente en “ON”, mi respiración se detuvo y mis ojos se abrieron como los de Patricia Wolf.
¡Había cagado en el water tapado!
¡Estaba sentado sobre una montaña de excremento que no podía ser enviada a las cloacas presionando un botón!


¿Qué mierda hago ahora? – pensé (a mi interlocutor mental se le da por hacerme chistes fáciles cuando estoy ante una situación difícil).

Huir avergonzado, mudarme a otra ciudad y nunca volver a ver a esta gente, fue lo primero que se me vino a la cabeza. Lo segundo fue el slogan de la última campaña de NIX, y sabía que tarde o temprano, como “acá nos conocemos todos”, me los iba a cruzar.

Me encomendé a los Dioses pa**ganos y cerrando los ojos con fuerza (como un retardado cuando se pone nervioso) presioné el botón de la cisterna.
¡Aleluya!
El destino, las energías o los muchachos de La Liga Sanitaria estaban de mi lado. Porque el retrete se llevó todo. Todo, todo, todo. No dejó rastro alguno, ni una pista para los detectives escatológicos.
Era un crimen perfecto.

Sentí las felicitaciones, los elogios, las palmadas en la espalda.
Pero, para! Esos golpes no son en la espalda, son en el hombro.


“Gonzalo! Otra vez te cagaste en la cama!” – decía mi madre mientras me zamarreaba para despertarme de la siesta más larga, placentera y aromática de la semana.







* Alcuri
** (lan)

viernes, 10 de julio de 2009

Bedelía Menstrual (la burocracia del endometrio)

Yo pregunto: ¿no es hora de regularizar la bobadita hormonal femenina?
Así no se puede, che. No pueden ellas, ni podemos nosotros.
Día a día, uno se esfuerza para que la relación prospere, para que todo vaya viento en popa (o, cuando nos ponemos kinky: viento en pepa), pero siempre viene ese desajuste mens(tr)ual a romper las pelotas.

Ella es un amor. Es tolerante, pacifista y comprensiva. Ella es linda. Es sensual, provocativa y limpita.
Todas estas afirmaciones, de verosimilitud incuestionable, se derrumban (como el yenga que juega Berugo) cuando llega el indeseable, mezquino, caprichoso y hasta dentro de 22 caracteres innombrable: Período Menstrual.
Una vez por mes; tres o cuatro días de padecimiento y suciedad. Veintipico de paz, tres o cuatro de podredumbre y descomposición ovular.
Recuerdo mis épocas de gremialista en el liceo (que no las tuve, pero cómo me hubiese gustado. Le sacaban punta los delegados!... Punta a los lápices Faber Castell para tomar notas en las reuniones, porque lo que es garchar, ni cerca. A las chiquilinas de mi generación, como que la barba rala y la gelata continua a mate y tabaco armado, no las encendía mucho), y propongo a la Bedelía, hacer unos pequeños cambios.
Recuerdo que en los primeros años de secundaria, se les había dado por sacarnos algunas horas entre semana para que entráramos más tarde, o saliéramos más temprano (vaya bondad!). Horas que a la postre, nos enteramos, serían recuperadas: las mañanas sabatinas (vaya hijueputez!)
Y la menstruación mes a mes, es eso. Una clase de geografía, un sábado a las 8:15 am.

Gracias al reclamo de los petit communists que representaban al alumnado, pudimos revertir el enroque y colocar esas tortuosas clases de los sábados, en los agujeros académicos del resto de la semana.

Propongo hacer lo mismo con la menstruación de las mujeres (con la de los hombres todo bien, ni me jode *). ¿No sería precioso que menstruaran un mes seguido? Estéticamente no, es obvio. Se hincharían como sapos, sus psiques estarían más afectadas que las de un ex combatiente de Vietnam. Al día 23, seguramente se concretarían divorcios varios; pero los que aguanten, ¿no serían tremendamente felices los once meses restantes? Ah, yo estoy convencido que sí.

Por eso, el próximo sábado 18 de julio, a las 15:00 horas en Plaza Cagancha, se cita a todo aquel que apoye la premisa “Un mes de menstruación, once de felicidad”, para marchar hacia la Bedelía Menstrual y reclamar lo que es suyo, mío, nuestro.
La burocracia del endometrio no nos va ganar! Vamos compañeros!
Hedonistas.... unios!
Y a cuidar esas gargantas para cantar con fuerza:



Cómo me voy a olvidar
La pulcritud de... esa vagina
Cómo me puedo olvidar
El DIU brillaba en una vitrina


Dicen que el MSP
Prohibió una especialización, divina
Ginecología no more
Ya había más voyeurs que quecos en Minas.


Es mi ilusión, hacer acopio
Pa’ las trompas de Falopio
Tampón aquí, toallita allá
Y que la venta del producto sea zafral.








*
Sé que haber presionado “delete” a semejante burrada (“menstruación de las mujeres”), era más fácil. Pero no los quería privar de burlarse de lo imbécil que puedo ser a veces, sin querer.