lunes, 27 de abril de 2009

Declárome "gordo onírico"

Si, soy un bulímico del sueño. Lo reconozco.

Como el obeso que disfruta sus milanesas con papas fritas a mediodía, pero segrega jugos gástricos no solo por el alimento que ingiere en ese momento, sino por estar pensando (entre bocado y bocado) qué cenara esa noche; yo, sueño con dormir.
Me acuesto para disfrutar de un agradable ratito con Don Morfeo, pero no hago otra cosa que pensar que eso terminará; pero que mañana, o en unas horas (cuando tengo la suerte de pegarme una siestita), estaré de nuevo acostado, sacando zetas de las orejas y babeando cual hijo varón de los Mazzini-Ferraz.
No es sano. No está bien. Pero es una adicción como tantas otras. La diferencia es que ésta (como la del café y el perfume Pibe’s) es una de las pocas que me animo a confesar públicamente.
¿Cuál es el problema? No es que duerma en abundancia. Todo lo contrario. Reposo mucho menos horas de las que cualquier médico, quiosquero o taxista, recomendaría. Y tampoco es que necesite dormir tanto más (porque con esos pequeños descansos “parpaderiles”, aguanto la extensa vigilia que se me viene. Soy como el Toto Da Silveira un domingo, pero sin torpes latiguillos, eh!).
Lo que otros ven como un problema (sobretodo mi esposa, cuando quiere acariciar los trabajadísimos trapecios que con tanto orgullo paseo sin remera por 18 de julio los días de calor), es para mí una simple y cotidiana reacción glandular. Veo una cama y se me hace agua la espalda.

- Pah, que ocurrente que sos, botija! Se me hace agua la … ja, ja, ja. Es como lo de la boca, pero… Fa! Que bueno que estuvo! - dirán

Lo siento, idiota. Lamento informarte que, aunque agradezco el voluntario mamadereo, no es ocurrencia alguna. Es pura y húmeda realidad.
Quizás los culpables sean los vellos para nada homónimos que engalanan mi espalda (de ellos pueden saber más aquí), quizás sea un don, que viene acompañado de una gran responsabilidad (aunque aún no haya desentrañado el beneficio de ese “don”, ni el compromiso que éste trae consigo).
No lo se. Por lo pronto busco soluciones y no respuestas. De los “por qué”, han de encargarse los médicos (o mi mujer. Es ella la que tiene arcadas cada vez que acaricia mi insomne e inundado dorso). Yo no me preocupo. Llevando una toallita de mano en el morral, que haga las veces de dique para ese río de agua salada que emana de mis poros, estoy más tranquilo y feliz que las gordas de los comerciales de Jorge Hané.

7 comentarios:

  1. Me mareaste Not just.. tenés esposa pero más abajo dice que no te querés casar... ah!¿es todo ficción ?
    :)
    Yo me declaro soñadora obesa.
    Justo lo opuesto, como, por no dormir.

    Salud!

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  2. El pibes da caida dle pelo...
    esta comprobado

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  3. dicen que hané se pasa para adentro a todas las gordas...

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  4. ¿¿¿¿Quien dijo que dormir es insano???¿¿¿quien dijo que no esta bien??? Lo mejor que hay es dormir, dormir a pata suelta, roncando a rabiar y despatarrado en toda la cama con las frazadas enredadas en todo el cuerpo. Seguramente alguno dirá que es mas sano estar de pié tempranito, pronto a cumplir con el trabajo, o sea cumplir con la sociedad, escuchar el informativo que nos cuanta cada día como el mundo se cae a pedasos y sobre todo intentar ser feliz. ¡¡¡Vamos!!!

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  5. el perfume Pibe’s



    JAJAJAJAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
    Me morí de risa...
    Los pelos en la espalda onda jungla son una cagada.........
    Vos perdón, ché, pero son un asco...



    Besos!

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  6. bichicome: por ahora a mi no me genera más que un tremendo sex appeal... pero ya lo veremos... la calvicie no me asusta

    chicosoquete: la gente habla por hablar... jorge se las pasa una vez que las hizo adelgazar, antes no. a él le dan asco las gordas

    corto m: para mi, dormir, es una pérdida de tiempo...

    sofi: no te burles de mi amazonas dorsal!

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