jueves, 1 de octubre de 2009

Año Nuevo con las estrella(da)s

Julita y Pili no lo podían creer.
- Not tonight! I can’t believe it! – exclamó angustiada Pilar.
- ¡Ay nena! Hablá en español, haceme el favor; que no estás en Lotus.

¿Cómo harían para llegar a tiempo a la cena de fin de año?
Tenían menos de una hora y se encontraban completamente perdidas (el dispositivo GPS de la Pathfinder estaba averiado).
Pilar giró la cabeza para pedirle ayuda a su papá. Esta idea fue mandada de inmediato a la papelera de reciclaje. Luis Alberto yacía en asiento trasero, completamente borracho, mientras entonaba a capella “Cada vez somos más, para cambiar…”, intentando imitar la voz del Chole.
Era una noche gélida. Las calles estaban desiertas, y en el tablero de la camioneta, madre e hija divisaron algo nuevo, único, desconocido y angustiante.
- Má, ¿qué significa esa luz que se acaba de encender? – preguntó tímidamente Pili.
- No te angusties ni te desesperes por lo que te voy a decir. Creí que este día jamás llegaría. Pili: esa luz es de: ¡LA RESERVA DE COMBUSTIBLE!
Al escuchar esa última frase, Luis Alberto balbuceó: “¡Con los blancos se vivía mejor!”. Su hija sacó una petaca de la guantera, y se la enchufó, a modo de biberón.

Perdidas y sin gasolina, creyeron que jamás encontrarían el camino de regreso a casa. Desesperada y temerosa, Pilar realizó un último acto de supervivencia. Sacando la cabeza por la ventanilla, gritó con todas sus fuerzas:
- ¡Batman, ayúdanos! (las periódicas sesiones de cama solar, habían estropeado parcialmente la sinapsis neuronal de Pilar).

Un hombre vestido de azul, se acercó al vehículo, intrigado por el escándalo, y golpeó la ventanilla del chofer, donde se encontraba Julita.
- ¿Sucede algo, señoras?
- ¿Y a ti que te importa, mersa? – respondió agudamente la conductora
- Señora, soy oficial de la policía. ¿Necesitan algo?
- ¡Uy! ¡De la policía! ¡Qué copado! Sos como los de C.S.I – acotó efusivamente Pilar
- Sus documentos, por favor – dijo el oficial
- ¡Ay, re bueno! Me encanta mostrar el pasaporte. Este sello es de la última vez que estuve en Etiopía. Éste es de mi viaje a Indonesia. Este otro que dice “Buenos Aires”… ehm… está equivocado, no sé que hace acá. ¡Yo nunca fui, eh! ¡Le juro que nunca fui! Éste fue Luchito, estoy segura. Me quiso hacer una broma de mal gusto poniéndome el sello de un destino proletario. Porque yo le juro que nunc….
- Señora, ¿su hija tiene algún problema? – interrumpió el oficial
- Si – sentenció apenada Julita.
Hija; cuando el señor pidió nuestros “documentos”, se refería a la cédula de identidad Ahh, esa que me pedían para entrar a Cabildo, cuando era menor…
- La misma.

Al constatar que no había irregularidades, el oficial apretó una de las puntas despegadas de la calcomanía de “Yo no los voté”, y las dejó marchar. No sin antes indicarles que cincuenta metros más adelante, había una estación de servicio que seguramente las ayudaría a resolver su terrible problema.
- ¿Ancap? ¿No es eso lo que a veces grita papá, cuando tiene pesadillas? – preguntó la sagaz jovenzuela
- Si, chiqui. No pudo privatizarlo y aún lo atormenta por las noches.

Mientras el lesionado jefe de familia, roncaba y murmuraba “forestenlón”, las chicas “P” llegaron a la estación. Sin dudarlo, Julita exclamó: - Lléneme el tanque, joven.

- Joven, cóbreme a mí – dijo Pilar, a la que le encantaba mimetizarse con su madre. Cuando era chica jugaba al “Banquero”, y se quedaba con los vueltos de sus amiguitos).
- Son mil ochocientos treinta y cinco pesos – avisó el uniformado trabajador
- Tome esto. Y guarde el cambio, joven – decía mientras lanzaba una estúpida guiñada a su progenitora.
- Señorita, ¿qué me está dando? – preguntó extrañado el pistero
- Es dinero, joven. Con él, puedes comprar polenta, fideos, mortadela. Esas cosas que tanto le gustan a la gente como tú, joven.
- ¡Deje de decirme “joven”! Y ya sé para qué sirve el dinero. Pero esto no son pesos uruguayos – respondió enfadado el joven
- Claro. Son Yenes que me sobraron de mi último viajecito – explicaba orgullosa Pilar, mientras daba palmaditas a la cabeza del pistero y miraba a su madre sin entender por qué no encendía el motor y arrancaba de una buena vez.

Julita la miró con desdén. Y experimentando un sentimiento parecido a la vergüenza, interrumpió: - Aquí tiene, cóbreme a mí.

Cuando el combustible hubo llegado nuevamente al motor, todos los dispositivos volvieron a funcionar con normalidad. Incluso el GPS.
(¿Qué? No te rías, tuerca de mierda. Es mí historia. Me tomos las licencias que quiero. Y hoy, se me canta decir que el mapa electrónico de la camioneta, no funciona a batería, sino con fuel oil. ¿Capisce? Muy bien)

Con el Google Earth miniatura en marcha, no les resultó difícil encontrar el camino a casa.
- La próxima vez, vamos tirando migajas de pan americano, como Hansel y Gretel, para no perdernos. ¿Tá, má? – dijo antes de recibir un bastonazo corrector, procedente del fondo del vehículo.

Miraron el reloj. Había dado las doce varios minutos antes. Pero Pilar, tan lúcida como de costumbre, lo atrasó un par de horas… para no llegar tarde.
A toda velocidad, la Pathfinder recorría las calles aún desoladas.
- ¡Vamos, má! ¡Tú puedes hacerlo! ¡You can do it! – dijo, sintiéndose una cheerleader
- !Callate, pelotuda! ¡Que ya casi estamos ahí!

Finalmente, cruzaron la frontera.
Ahh… que bien se sentía estar del otro lado de Arocena. El mundo menesteroso había quedado atrás.
Estacionaron el vehículo, empolvaron sus narices, se calzaron los sacos Christian Dior y abrieron las puertas de Café Misterio; donde los esperaba toda la familia, para recibir el año brindando con el Ananá Fizz más caro del mercado.
El fotógrafo gritó “whisky”, y Luis Alberto tiró su vaso de espumante a la mierda.

12 comentarios:

  1. ¡Qué estrés, pobrecitas!
    Es que una no puede aventurarse por allí sin el chofer... ¡Qué arriesgadas! Y con papá en ese estado... de somnolencia!
    Che, las miguitas que tiran cuando salen... ¿no tendrían que ser de ciabatta?

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  2. ya arreglamos con los chicos del British, te vamos a salir a buscar en las 4x4 y sabes donde te vamos a dejar ese bigote stalinista...

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  3. Jajajajaja, que locura, acaso no conocen los peligros de cruzar arocena??

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  4. andal: ciabatta? eso es de burgues, che! ellas son chicas de pueblo. Se preocupan por el bienestar del pobretón; como papá.

    vorgabe: con esa carcajada liberó bastante endorfina. no se engañe, usted no es feliz. se siente así temporalmente, por la segregación de la sustancia anteriormente nombrada. ya volverá a su estado de depresión y tristeza habitual. no se preocupe

    Juan K: jejeje me hiciste reir, botijita... ehhh, espero que seas un "compañero" con ganas de joderme. porque es lo que sos, no? no vas a ser un gordo rugbier que está pensando seriamente en surtirme. dale, boludo. en serio. date a conocer. da, bo! ya te vi. no me jodas. no es que me de miedo, pero ta...

    Ale: pero les gusta adentrarse en esas cosas de lumpen. Una vez, comieron en el Aguila Blanca. Te juro

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  5. no sé que decirte, che...
    no intentaré comentarios "inteligentes" ni espertinhos
    (acuso mi fracaso antes de intentarlo).
    sólo quiero aplaudirte bigotón, acabo de reírme como hace tiempo no me reía.
    y si no me reí más todavía, es porque me duele un poco la panza.
    aplausos y más aplausos.
    y algún silbido de esos con los dedos en la boca.

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  6. bo, bañasca, claro q somo compañero y seguidores, era jodita pelotudo :D ¡conoces nuestro blg?

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  7. Buena etrada bigote, espero que por esto no termines nadando con unos lindos zapatitos de hormigon.

    Salute

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  8. Lo que estará siendo ese charter de regreso! Todo putas y parrula. Es probable que el avión ya haya atravesado la línea del Ecuador

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  9. Yo conocí a la Mechu P en mis épocas de liceo privado. La realidad supera a la ficción, moustache.

    Chica pastiche, a eso se le llama chiflido.

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  10. jajajaja, parece a una historia de Gastori con la nena y la esposa, jajajja, que poco cerebro uruguayossss , a lo que hemos llegado... ah, gastori no juega al tennis ni la nena va al british...

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