miércoles, 29 de agosto de 2012

El almacén de Alfredo

“No hay problema, Doña Ricarda. Me lo paga en otro momento” - le dije, como todos los días, desde hace más de 25 años.
Tener un almacén fue el sueño de mis abuelos, el orgullo de mis padres y mi única herencia.


Recibirse con honores en Ingeniería Nuclear no es tan complicado. Hacerlo a la misma vez que te graduás en Lingüística y preparás la tesis para tu master en Cirugía Neonatal, sí.
Pero con esfuerzo y mucha dedicación pude lograrlo.
Mis amigos me admiraban, mis compañeros me envidiaban y las mujeres… preferían acostarse con energúmenos que malgastaban su tiempo en gimnasios e infructuosas actividades deportivas. Ninguna estaba interesada en mi halterofílica masa encefálica, pero los atrofiados tríceps de Gutiérrez parecían ser la melodía del flautista de Hamelin, que las atraía como ratas.


Papá se enfermó y estuvo cuatro meses agonizando en su cama. Mamá, una mujer fiel hasta la tumba, se acostó a su lado y cuando el cura vino a darle la extremaunción, aguantó la respiración durante más de un minuto.
Al ver el desolador panorama, el istmo entre Dios y la Tierra nos hizo un 2x1 y mamá aún viva (aunque nadie lo supiera) pudo recibir también el último sacramento.

“Alfredo, no le digas a nadie que no me morí. A mí me entierran con tu padre” – fueron sus últimas palabras.
“Alfredo, hacete cargo del almacén” – fueron las últimas palabras de papá.


Rompí mis títulos, quemé las túnicas y uniformes, me di de baja en la Caja de Profesionales y empecé, hace 25 años, una nueva vida.
Y aunque aún podría diseñar y desarrollar un reactor nuclear, teorizar sobre los sistemas cognitivos que hacen posible la estructura de una lengua o decirle a un padre “Su hijito se va a morir… ¡pero como en 70 años! ¡La operación fue todo un éxito!”, hace un cuarto de siglo que intento descifrar cómo hacer para que esta hija de puta me pague de una buena vez.

- Buenos días.
- Hola, nene. Ay, sabés que me volví a olvidar el monedero en casa…
- No hay problema, Doña Ricarda. Me lo paga en otro momento.

2 comentarios:

  1. Lo felicito por tener una madre tan consecuente!

    Habria que ver si Doña Ricarda no viene arrastrando deudas desde la epoca de tu padre...

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